El clavo o clavero es un árbol de la familia de las que tarda unos 20 años en desarrollarse, con una altura entre 12 y 15 metros.
Puede seguir produciendo fruto hasta 50 años.
Sus hojas se parecen bastante a las del laurel.
Flores regulares de cinco pétalos y numerosos estambres, y el rudimento del fruto que se sitúa debajo de la flor y no en su seno; de manera que cuando aquél llega a su plena madurez, el cáliz -que suele persistir- lo corona.
Los pétalos plegados con los estambres dentro forman la cabeza del clavo.
USOS CULINARIOS
El clavo posee un aroma fuerte, caliente y rico, al probarlo es picante ácido, fuerte y amargo y deja una última sensación de frío en la boca.
Al cocinarlo su efecto se suaviza.
El clavo es una especia muy aromática, por lo que se debe usar con cuidado.
Acompaña muy bien los platos dulces y los salados, para pastel de pollo frío y guisados de conejo, arenques en escabeche, jamón glaseado, plátanos asados, tartas de manzana y pudines e igualmente en el pan especiado.
Cuando prepares un guiso o estofado de carne, añade durante la cocción una cebolla pinchada con 1 ó 2 clavos, le dará un gusto distinto.
El clavo es la especia que tradicionalmente se ha utilizado para hacer pomos de especias o incrustarlo en naranjas. En la Edad Media, estos pomos se usaban para alejar los malos olores y las fiebres.
Si se cubre una naranja con clavos, éstos no sólo actúan como aromatizadores sino como conservantes.
El aceite de clavo se emplea en jabones de tocador y cosméticos y en aplicaciones dentales
FUENTE: http://www.hierbitas.com
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