El guacamayo militar o guacamayo verde (Ara militaris) es un ave del género ara como otros guacamayos también popularmente conocidos.
Pero a diferencia de otros guacamayos, por lo fragmentado de sus poblaciones, se considera su situación actual como vulnerable. Además, según la norma mexicana en este país está en peligro de extinción (NOM-059-SEMARNAT-2001)
Esta especie está listada como vulnerable porque los niveles de pérdida de hábitat y las capturas para el comercio de ejemplares provocan una rápida disminución de las poblaciones.
La cantidad de ejemplares que quedan no se sabe seguro según la IUCN, pero sus poblaciones han decrecido mucho principalmente en los últimos cincuenta años, y los últimos datos fiables hablan de que quedan de 10000 a 20000 ejemplares en un área de 276,000 km2 según datos de BirdLife.
Estos guacamayos tienen tres subespecies, Aras militaris militaris, A. m. mexicana y A. m. boliviana. Las diferencias entre las tres son pequeñas y principalmente son de variaciones de color y tamaño, siendo la subespecie A. m. militaris la más pequeña, y la A. m. boliviana la más grande.
CARACTERÍSTICAS
Tiene de 70 a 80 cm. de longitud. y un peso aproximado de 900 gramos
Es un guacamayo de gran tamaño y robusto que tiene las patas de color gris oscuro y el iris amarillo pálido; el envés de las alas es amarillo. Su color es el verde más bien vivo, con frente roja y cubiertas superiores azules; la cola tiene plumas rojas y azules.
Su pico es el característico de los loros adaptado a su alimentación, que les permite romper cáscaras duras con facilidad.
Las parejas reproductoras son para toda la vida.
La época de reproducción varía en función de la latitud, ya que la determina principalmente la estación de lluvias y la temperatura. Por lo tanto, en cada zona dependiendo de este conjunto de características cada población criará en una época, y cada subespecie tendrá su época que la caracterice.
Los nidos y los posaderos se sitúan en zonas arcillosas de acantilados y en huecos de grandes árboles donde ponen de dos a tres huevos que tardarán 24 días en eclosionar, y donde los polluelos permanecerán con los padres cerca de un año.
Los primeros vuelos de los polluelos se producen entre los 97 y 140 días de edad y alcanzan la madurez sexual a los 3 o 4 años de edad.
Los guacamayos militares forman grandes bandadas y pueden vivir de 50 a 60 años en libertad.
Se trata de una ave muy ruidosa con una gran variedad de sonidos.
Este guacamayo, aunque no tanto como otras especies, es un ave muy popular en la avicultura, lo que se convierte en un problema para ellos cuando, en vez de criarlos en cautividad, los capturan de su hábitat natural. Su éxito radica en que es fácilmente domesticable, inteligente y en que puede articular palabras.
Su alimentación básica son frutos secos, bayas, fruta y verduras. También comen arcilla, que les desintoxica del veneno de algunas semillas y plantas de su dieta que son venenosas de por sí.
Su importancia ecológica radica en que estas aves desempeñan un papel muy importante en la dinámica de dispersión de semillas en los bosques.
Realizan movimientos de las zonas donde descansan a las zonas donde se alimentan diariamente, y según la temporada, migran a las zonas de reproducción.
HÁBITAT Y ÁREA GEOGRÁFICA
Ocupan una extensa pero fragmentada zona que va desde México hasta el norte de Argentina. Es nativo de Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, México, Perú y Venezuela
En México se le encuentra desde el centro de Sonora a Jalisco en la vertiente del Pacífico y del este de Nuevo León a San Luis Potosí en la vertiente Atlántica.
En Colombia también se les puede ver a estos hermosos pájaros en varias zonas. Se le encuentra de manera muy local en el norte de Venezuela, y se le encuentra en el este de los Andes del Ecuador, en Perú (en la zona del río Chinchipe), en Bolivia y noreste de Argentina.
Ha desaparecido de muchas áreas, especialmente en México y de zonas de Argentina donde no se le encuentra desde 1991.
Ara m. militaris está presente en Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela. Ara m. mexicana está en México y Ara m. boliviana vive en Bolivia y Argentina
Habita en las selvas tropicales y áreas clareadas adyacentes, colinas boscosas y cañones. Se le encuentra en zonas caducifolias y subcaducifolias, en zonas áridas, en zonas de pino y encinas en épocas concretas, en zonas húmedas y ribereñas; se mueven estacionalmente a zonas densas boscosas.
Se le encuentra desde el nivel del mar hasta los 3100 metros, aunque el núcleo destaca entre los 500 y 1500 metros.
AMENAZAS
La pérdida de hábitat y especialmente el grave problema de la captura de ejemplares libres para venderlos como mascotas son las principales amenazas. Este problema es más importante de lo que parece, ya que los ejemplares capturados son escondidos dentro de objetos para poderlos enviar en paquetes a otras zonas del mundo, por lo que la mayoría mueren por asfixia y por estrés, y el resto se encuentran de repente viviendo en un hábitat completamente diferente y alejado de los suyos. Las secuelas para los pocos que sobreviven son para el resto de su vida en cautividad. Por ello es importantísimo, al comprar una especie exótica, pedir los papeles que aseguren que han nacido en cautividad.
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN
Su futuro debería estar garantizado por el gran número de parques nacionales en los que viven, pero el problema es que actualmente muchos de ellos tienen protección ineficaz.
Medidas de conservación actuales:
Está incluído en los Apéndices I y II del CITES dependiendo del país.
Está legalmente protegido en Venezuela.
Sus poblaciones tienen buena salud en la Reserva de la Biosfera El Cielo (noreste de México), en los Parques Nacionales Madidi y Amboró, y en la Reserva de la Biósfera Pilón Lajas en Bolivia.
Cuentan con pequeñas poblaciones en al menos otras 19 áreas protegidas en su rango potencial.
Medidas de conservación propuestas por BirdLife y IUCN
Evaluar el estado de la población y las exigencias ecológicas es primordial. Además es necesario monitorear las poblaciones grandes para controlarlas.
Hay que controlar la captura y el comercio de aves silvestres comenzando por las reservas.
Hay que mejorar la gestión y concienciar a la población para el respeto de las especies con las que comparten su vida
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